A mi vuelta
he compartido con ellos muchos viajes, muchas reuniones, y gracias a las
tecnologías, larguísimas conversaciones que considero han enriquecido mi forma
de pensar y de ver la vida. Convertirme en un optimista patológico y obligarme
a seguir siéndolo fue consecuencia de ello.
No tiene casi
nada que ver lo que cuento a continuación con esta introducción, pero recuerdo
hoy una de esas poéticas y filosóficas conversaciones con una de esas personas,
pues estuvimos horas hablando de lo que ha sido la razón de la vida y filosofía
desde que el hombre es hombre: la libertad.
Después de estar un buen ratazo “arreglando el mundo” empezamos a desvariar. Hablamos de política, de actualidad, y pasamos a todo tipo de batallas. Grandes guerras y grandes hijos de… la historia que causaron tanto mal. Por supuesto también de los personajes buenos que nos han hecho mejores y como sus aportaciones siempre iban en sentido de dar y recibir amor a tus semejantes. Y he aquí lo que consideramos el quid de la cuestión. El amor. El sentimiento más puro. El dar. El vaciarte sin esperar recibir nada a cambio. La generosidad máxima por los sentimientos… la aspiración máxima de los hombres. Dar y recibir amor.
La pureza
de ese sentimiento viene de la mano de la libertad. Uno ama porque es libre
para ello. Si cualquier persona, gobierno, país o ente coacciona tu libertad, u
oprime la libertad, oprime tu capacidad de amar, pues no puedes expresar lo que
deseas. Te lo están impidiendo. Entonces automáticamente tu búsqueda de
libertad se convierte (o se tiene que convertir) en tu primera razón de lucha. Y
por ello han ocurrido tantas desgracias, tantas guerras y tantas injusticias.
La ambición de unos, el imperialismo consecuente y el afán de siempre más,
siempre han coaccionado la libertad del atacado, impidiendo así disfrutar de su
vida para llegar a la última consecuencia y deseo: sentir amor. Por ello
siempre el hombre se levanta, porque por muchas formas nuevas que inventen unos
para pisotear a otros, ese sentimiento hará que siempre nos queramos sublevar.
Y toda esto
ha venido a mi memoria después de ver la web www.streetartutopia.com. Porque te
puedes pasar horas viendo las diferentes expresiones de arte callejero, y
admirando como muchísimas de las obras transmiten una pasión tan fuerte, un
sentimiento tan descarado de libertad pura.
Desde los
90 con cutres firmas ensuciando vías viejas de tren y metro, hemos evolucionado
a grandes artistas, muchos de ellos anónimos, que tienen como punta de iceberg
a Banksy y sus provocadoras e irónicas creaciones. Y para mi es una maravilla
ver en esta página web la cantidad de obras que se pueden encontrar hoy en día
en cualquier capital del mundo. Mensajes sobre la moral y política. Mensajes
sobre la decadencia social. Mensajes de apoyo. Coloristas manifestaciones de
elementos sin mensaje también, cosas simplemente bonitas.
Y me quedo embobado,
y empiezo a pensar y pensar, hasta escribir esta cantidad estúpida de verborrea
cerebral. Y pienso que qué grandes somos algunas veces cuando queremos comunicar. Cuando podemos.
Cuando somos libres. Cuando tenemos que luchar por la libertad. Cuando queremos
transmitir amor.
El arte se
basa en la inspiración que provoca el amor. A alguien, a un lugar, a una idea,
a un grupo de personas... El amor es libertad. La libertad lo es todo y el arte
callejero es la esencia pura de libertad.