lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Polémicas? creencias


Tengo una percepción de la mente como una cómoda. Esta llena de cajones donde guardamos las ideas. Todas. Desde las superficiales y triviales hasta los pilares que forman nuestra personalidad. Todo esta ahí y recurrimos a cada cajón según nuestras necesidades. Además, los hombres (los varones), tenemos la suerte de contar con un cajón vacío. El cajón de la nada al que podemos acudir siempre que queramos. No es una idea machista, pero las mujeres carecen de esa capacidad. Siempre están pensando algo. Siempre. Eso, lógicamente, a veces es bueno y a veces es malo, como todo en la vida.

Pero, volviendo a los cajones en sí, hay un cajón enorme que todos tenemos. El cajón existencialista. Donde se guarda todo ese cúmulo de pensamientos que forman nuestras creencias sobre la vida. Sobre la religión, la espiritualidad, la razón de ser, la bondad y maldad de las cosas que forman este mundo. Es un cajón grande y pesado. Almacena cosas muy importantes, con las que uno se puede pasar mucho tiempo entretenido y debatiendo.  Es un cajón que cuesta volver a cerrar. Pero también cuesta abrirlo… da pereza muchas veces. De hecho, a veces deberíamos acudir al cajón existencialista, y como buenos hombres del S XXI acabamos en el cajón de la nada, y nos vamos al sofá a hacer zapping.

Últimamente, puede que debido a mi condición de hallarme en la distancia de mi antigua rutina y vida, he abierto el cajón existencialista más de la cuenta, planteándome todo tipo de “verdades absolutas” sobre la vida y el mas allá. Supongo que también motivado por el hecho de haber estado leyendo “caballo de troya” de J.J. Benítez, o de haber visto unas tres veces la película “the man from Earth” (muy recomendable).

La conclusión a la que he llegado, es que hay una cosa que me toca profundamente los huevos, y es la intolerancia de los extremistas. Yo soy creyente. Una creencia bastante particular y sin nombre definido, formada con los años. Educación católica mezclado con juventud (muy) pagana en cuanto al religiosamente castigado hedonismo se refiere. No es mi intención defender aquí y ahora a capa y espada qué creo y porqué. Tampoco es mi intención defender a los creyentes en general, aunque me considere parte de ese “grupo”.  Pero me cabrea una religión que cada vez tiene más adeptos: el ateísmo. No porque no crean en ningún ente, ser o Dios (cada uno que crea –o no crea-  lo que le salga del mismísimo rabo), sino por la suficiencia con la que plantean sus ideas. Los debates que he tenido con algunos de ellos (muy íntimos amigos), me hacen sentir como alguien que me considera retrasado mental por pensar algo diferente a él. De hecho, tratan sus argumentos como si fueran una conclusión mucho más madura y reflexionada que la de los demás. Como si estuvieran en posesión de la verdad absoluta y los demás fuésemos unos ingenuos. O peor, que creemos en algo por miedo. Por miedo a no querer afrontar que no hay nada después de la muerte, o por miedo a no entenderlo. Vamos, casi como los reyes magos. Y lo peor es que lo afirman con “total seguridad” ¿Se puede ser más nazi? “Yo sé que es lo que va a pasar: nada” TÓCATE LOS COJONES.  Es decir, yo tengo mis ideas. Fuertes convicciones que trato de analizar con ojo crítico cada día, en las circunstancias que forman mi vida. Buscando la verdad, y tratando de ser buena persona, y aprender cuanto más, mejor. Pero jamás se me ocurrirá decir que estoy 100% seguro de lo que creo. A día de hoy, estoy seguro de que creo lo que creo, pero como dijo Sócrates “solo sé que no se nada”. Y quien diga que está en posesión de la verdad, como todos los ateos new age, me parece de ser un arrogante gilipollesco soez y vomitivo. Señores, me parece genial que ustedes crean cualquier cosa. Como si creen que nos ha parido una manada de marcianos, eso me la trae al pairo. Pero deberíamos estar en la edad de la tolerancia y la conversación.  Tratar de comprendernos los unos a los otros en pos de una sociedad mejor.  Y lo que ese tipo de pensamiento representa ha sido la excusa de todos los tiranos de la historia. Hay que ser humilde en todas las facetas de la vida. La humildad en actos y pensamientos nos hará mejores personas, porque con humildad es mucho más fácil encontrar atisbos de verdad, y como dijo un tipo muy muy sabio, la verdad nos hará libres.  



4 comentarios:

  1. Estimado autor:

    Después de haber leído su texto, tengo que decirle que no estoy de acuerdo con mucho de lo que dice en él.

    Dice usted que los ateos somos intolerantes, o bien que planteamos nuestras ideas con una "suficiencia" injustificada. Por eso voy a adoptar una actitud socrática: me abstendré de formular mis propios juicios y me limitaré a hacerle preguntas, con tal de aclarar para mí sus ideas y conseguir estar de acuerdo con usted.

    Dice usted: "me cabrea [] el ateísmo [] por la suficiencia con la que plantean sus ideas". Pregunto yo: dicha suficiencia, ¿es común a todos los ateos? Más aún, ¿es exclusiva del ateísmo?

    ¿No es cierto que también los creyentes gozan de una cierta suficiencia en sus afirmaciones? Asumo que usted está de acuerdo conmigo en que algunos creyentes tienden a hablar en absolutos tan fuertes, al menos, como los que usted nos atribuye a los ateos.

    Siendo así, ¿no sería más correcto que usted dijera: "me cabrea la suficiencia con la que algunas personas plantean sus ideas"? En otras palabras, si no sólo los ateos son así, y no todos los ateos son así, ¿por qué limitar su crítica sólo al ateísmo, y por qué generalizarla a todos los ateos?

    Dicho esto, agrego que coincido con usted en que una actitud crítica y humilde es importante cuando se trata de buscar la verdad. Sin embargo, debo hacer una acotación: creo que la humildad no debe estar por encima de la actitud crítica.

    No todas las ideas tienen el mismo valor: aun si no hay ninguna verdad absoluta, sí hay distintos grados de falsedad. El pensamiento crítico consiste en estar dispuesto a reemplazar las ideas más falsas por otras que lo sean menos. Por eso las ideas no merecen, de por sí, ninguna tolerancia. Al contrario: la única forma de acercarse a la verdad es someter todas las ideas, las más falsas y las menos, a la misma crítica despiadada.

    Eso, por supuesto, no implica creer que se tiene la verdad absoluta, ni mucho menos asumir una actitud agresiva hacia las demás personas. Pero tampoco hay que consentir la actitud de ciertas personas de pensar que "cada uno tiene derecho a sus propias creencias", por erradas que sean, y escudarse en ello para evitar evaluar y criticar sus propias ideas. ¿No es verdad?

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    1. En primer lugar, gracias por leer y por aportar una opinión, y sobretodo planteada desde el respeto.

      Antes de contestar tus preguntas, puede que me haya explicado mal, porque no quería generalizar. Si te das cuenta, cuando empiezo la parte crítica lo que digo que me cabrea es la intolerancia de los extremistas, no de los ateos.

      Esto me lleva a contestar a tu primera pregunta: por supuesto que no es común a todos los ateos. Como cualquier otra palabra que defina una colectividad, dentro de los ateos hay "suficientes" y los que son totalmente abiertos al debate. Igual que en los creyentes, hay mentes muy muy cerradas (y cerriles) y hay gente abierta que trata de aprender y debatir (asi de paso tb he respondido a la segunda pregunta).

      La siguiente pregunta la respondo tb a consecuencia: si, estoy de acuerdo. Pero igual que muchas veces se critica al creyente extremista, mi crítica ahora era al ateo extremista, que como dices bien, al ser una crítica, es igual de válida que otra cualquiera, cierto?

      Me gusta tu idea de "El pensamiento crítico consiste en estar dispuesto a reemplazar las ideas más falsas por otras que lo sean menos" que esta muy bien escrito y eso, al fin y al cabo, era una de las ideas que queria transmitir. Pero no estoy de acuerdo en que las ideas no merezcan ninguna tolerancia. Para mi, cualquier idea que respete la libertad ajena y el derecho a replica merece tolerancia. Que la aceptes o que la asumas como propia, ya es algo personal, que no entro a criticar.
      Pero si, lógicamente la forma de acercarse a la verdad es someter las ideas a las criticas. Mi queja es que, partiendo de esta misma base, hay ciertos ateos (al igual que ciertos creyentes) que consideran que ya han sometido sus ideas a la suficiente critica que ya han encontrado la verdad, sin margen de error. Y a mi eso no me vale.

      En resumen, me gusta tu planteamiento crítico, y creo que podemos estar, por decirlo de alguna forma "a la misma distancia del centro" cada uno desde su lado.

      Pero para terminar, creo que no estoy de acuerdo con tu conclusión, porque para mí, repito, mientras respetes la libertad, y tus ideas no dañen la dignidad de un tercero, lo que quieras creer, creelo. Si ha sido una creencia debatida mejor. Si es asumida como dogma, allá tu, pero cada persona tiene el derecho de pensar lo que quiera. Debatir es una opción magnífica, pero no es una obligación.

      De nuevo, gracias por aportar. Es el tono en el que se puede conversar opinando diferente, y es un tono que a muchos creyentes y ateos les falta por igual.

      Saludos!!

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    2. Estimado autor:

      Gracias por la respuesta, y sobre todo por la prontitud de ella; no me esperaba que contestara después de unas pocas horas.

      Me alegra ver que, al fin y al cabo, coincidimos en donde realmente cuenta. Todavía tengo cosas que decirle al respecto de frases como "quien diga que está en posesión de la verdad, como todos los ateos new age" y "una religión []: el ateísmo", pero ésas son accesorias a lo que considero el planteamiento esencial, en el cual estamos más que todo de acuerdo.

      Sin embargo, creo que no me he dado a entender en algo importante. Cuando digo que las ideas no merecen tolerancia, eso no implica quebrantar la libertad de pensamiento de nadie. Ni más faltaba: mientras no se haya inventado un aparato para controlar los pensamientos, la libertad de pensamiento es perfectamente inquebrantable. Más aún: ¿quién podría decir que la crítica despiadada es capaz de quebrantar la libertad de pensamiento? Más bien ocurre al contrario: cuanto más fuerte es la evidencia en contra, más testaruda se vuelve la gente con sus ideas.

      Por eso, "las ideas no merecen tolerancia" no se opone ni contradice a "cada persona tiene el derecho de pensar lo que quiera".

      Ni tampoco quebranta el derecho a la libertad de expresión. Cada persona debe ser igualmente libre de expresar lo que quiera, pero que no se extrañe si se le desmiente, se le refuta o se le contradice.

      Todo eso me lleva a preguntar: ¿en qué consiste realmente ser tolerante con las ideas?

      ¿En abstenerse de provocar discusiones innecesarias? Eso ya depende del buen juicio de cada uno, y una discusión que algunos ven como innecesaria puede no serlo para otros.

      ¿En mantener el tono amable y respetuoso en una conversación? Eso no tiene nada que ver con que las ideas se toleren o no. Si usted es, digamos, homofóbico, no hay prácticamente nada que pueda convencerme de tolerar su homofobia, pues para mí es un prejuicio injustificado. Pero eso no me va a privar de discutir en términos cordiales con usted si creo que vale la pena. Puedo mostrarme amable y respetuoso con usted, y simultáneamente ser intolerante con sus ideas.

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    3. Finalmente, le noto a usted un cierto tono condescendiente cuando dice:

      "Pero para terminar, creo que no estoy de acuerdo con tu conclusión, porque para mí, repito, mientras respetes la libertad, y tus ideas no dañen la dignidad de un tercero, lo que quieras creer, creelo. Si ha sido una creencia debatida mejor. Si es asumida como dogma, allá tu, pero cada persona tiene el derecho de pensar lo que quiera. Debatir es una opción magnífica, pero no es una obligación."

      Eso implica que para usted no tiene nada de malo que la gente no haga esfuerzo alguno por evaluar sus propias ideas y contrastarlas con las ajenas. Yo opino exactamente lo contrario: todo el mundo tiene el derecho de pensar lo que quiera, pero el deber de pensar lo más correcto posible. Sí, el deber: la obligación moral. Es lo que llamo responsabilidad intelectual.

      ¿Por qué? Por un motivo sencillo: no todas las ideas son iguales, sino que unas son más falsas que otras. Y una idea falsa trae consigo la posibilidad de un error, un error que puede llegar a ser fatal.

      Hay gente que se deja morir de hambre por creer que el ser humano puede subsistir a base de aire y luz. Hay gente que se deja morir de enfermedades curables por elegir tratarse con homeopatía. Hay padres que dejan morir a sus hijos de enfermedades curables por creer en la sanación a través de la fe.

      Son muertes que habrían podido prevenirse. Esas personas actuaban con buena voluntad, pero tenían una idea equivocada de la forma en que funciona el mundo. Y ese error les salió caro.

      Mi pregunta es: si 1) los seres humanos tenemos la obligación moral de ayudar a nuestros semejantes en la medida de lo posible, y 2) entender cómo funciona de verdad el mundo (y sobre todo, cómo NO funciona) es la única manera de evitar estos errores fatales, ¿no es cierto que tenemos también la obligación moral de evaluar nuestras propias ideas y contrastarlas con las ajenas, con tal de entender cómo funciona el mundo?

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